TÍO CURZIO

HISTORIA Y LEYENDA

 

 

Buenos días Amable Lector. Decir “Tío Curzio” es decir Mar del Plata. Para casi todos, siempre estuvo allí, abierto desde la mañana. Entre cafés, tostados, sus medialunas imperdibles y sus jugos exprimidos. Con sus restaurante emblemático y sus cenas shows. Elegido por los artistas y por todos aquellos famosos que pasaban por la Ciudad feliz a lo largo de más de cinco décadas.

 

 

Con la mejor vista de Playa Varese y el Océano Atlántico y su aura mágica. Hoy es mucho más que un café o un restaurante. Es un complejo que ofrece servicios turísticos acordes a las exigencias del siglo XXI. Pero nuestra nota de hoy no se trata de hablar de la actualidad de Tío Curzio, sino de la historia que dio lugar al nacimiento de la leyenda. Y nos proponemos hacer un abordaje diferente a lo que habitualmente hacemos en nuestra línea editorial. Porque le vamos a contar dos historias.

 

 

Una rigurosa, hecha de palabras y de hechos, que narra la epopeya de los Benedetti-Guerra. Otra hecha de imágenes que apela a la memoria sensorial. A los sabores, a los aromas, al ruido del viento y del mar, al perfume de las especies. Y se refiere al Tío Curzio que todos hemos transitado durante nuestras vidas. A sus desayunos, a sus mesas, a sus platos deliciosos. Esperemos que la disfruten.

 

 

Tal vez pueda parecerle una nota extensa, pero le aseguro que he tenido que dejar en el camino anécdotas de las vidas de Curzio y de Franca, en el período de la Gran Guerra, actos de heroísmo, separaciones desgarradoras y sacrificios extremos, que se merecerían formar parte de la historia. Espero tengan tiempo en estas vacaciones de disfrutar de esta nota.

 

LA FAMILIA BENEDETTI

 

 

Franca Guerra nació en Sant´Angelo in Vado, provincia de Pésaro (región de Le Marche, Italia) el 22 de abril de 1922; un año después y en el mismo lugar que Curzio Benedetti quien nació el 4 de noviembre de 1921. La madre de Curzio se llamaba Clementina y el padre Nellusco, quien era un hombre de gran carácter. El padre de Franca era administrador de tierras de cultivo, además tenía su propia tierra que trabajaba con esfuerzo. El sistema de trabajo era el arrendamiento y el de su padre supervisar y garantizar los intereses de las partes.

 

 

El deseo del padre de Franca era que al terminar la primaria continuara estudiando. Así lo hizo por el término de un año. Pero ella no quería estudiar y abandonó los estudios para trabajar con una modista. Esta actividad le sería de mucha utilidad en el futuro. Y en estos menesteres se encontraba cuando conoció a Curzio Benedetti. Y se enamoró de él.

 

 

Esta pareja no solo se formó bajo el cimiento de un respeto mutuo sino que conservó por años esa chispa indispensable que mantiene vivo el amor. Se complementaban perfectamente: él era un artista, creativo como pocos, y ella entendía de economía y administración. Con el tiempo esta relación se consolidó hasta que se casaron el 14 de septiembre de 1942. No obstante el destino pondría a prueba su amor ya que la guerra había alistado a Curzio de manera obligatoria, asignándole un puesto en la Central Telefónica de la Alta Italia que funcionaba en el límite con Yugoslavia.

 

 

Curzio había pedido al ejército un permiso especial para casarse el cual le fue otorgado permitiéndole realizar la ceremonia y quedándose un mes en su pueblo. Una de vez de vuelta la pareja se extrañaba tanto, que Franca pidió viajar hasta el puesto en el que se encontraba su marido. Le fue concedido nuevamente un permiso por el comandante quien cedió su departamento para que puediesen verse.

 

 

Esa estadía para el matrimonio significó su luna de miel. Finalmente tras veinte días el comandante le ordena a Curzio que mande de regreso a Franca, pues en Italia habían depuesto a Mussolini y la situación iba a ponerse peligrosa. La guerra durará hasta el 29 de abril de 1945. Debido a las divisiones políticas en Italia, la gente escapa hacia distintos pueblos. Curzio era Demócrata Cristiano por influencia de un hermano cura, por lo tanto, siempre anheló la paz.

 

 

Y  junto con la paz nacería su primer hijo: Mario Benedetti.(*) Tras la finalización de la guerra y luego de estar varias veces al borde de la muerte y de sortear acontecimientos límites, incluyendo un escape de un tren de prisioneros que se dirigía a Alemania, por parte de Curzio, la intervención de Franca para evitar el fusilamiento de su hermano Gino, los bombardeos sobre la región, la familia decide emigrar de su país.

(*) Con  el paso de los años Mario se transformaría en  Profesor Emérito de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Mar del Plata, y en parte del equipo que construyó el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) del CERN en Ginebra. Esto permitió comprobar la existencia del bosón de Higgs y cambiar para siempre nuestra percepción del Universo. La prensa lo bautizó en 2013 como “la partícula de Dios”.

 

LA INMIGRACIÓN A ARGENTINA

 

LA ÚLTIMA FOTO DE LA FAMILIA ANTES DE PARTIR A ARGENTINA

 

La ley argentina de aquellos tiempos exigía al inmigrante un contrato de trabajo que era proporcionado habitualmente por algún paisano italiano. En este sentido Eliseo y Pepina Benedetti –ambos hermanos de Curzio- serían el contacto para decidir el destino. Eliseo Benedetti –hermano mayor de Curzio- había venido a la Argentina en el primer cuarto de siglo, emigrando el año de nacimiento de Curzio cuando apenas tenía 16 años.

 

 

El matrimonio Benedetti y su hijo Mario llegaron a Mar del Plata en el invierno de 1947, luego de un viaje en barco de 40 días. En ese entonces Mar del Plata quedaba vacía en invierno en mano de sus cuidadores. La Av. Colón era una avenida con muchos chalets y amplios jardines, por eso inmigraban muchos jardineros. Pero la década del 50 traería cambios a la ciudad.

 

 

Los primeros años, Franca le colocaba diarios debajo de la camisa a su marido para cubrirlo del frío del invierno. Curzio llevaba una ollita con arroz con albóndigas que ella preparaba y en bicicleta se dirigía al trabajo. Nunca había trabajado de peón de albañil, pero el carácter fuerte de Franca sería el sostén para sobrellevar los primeros años. Los días de semana realizaba tareas de peón de albañil y los fines de semana, trabajaba como ayudante de mozo en el Royal Hotel. Mientras tanto Franca realizaba tareas de sirvienta y lavandera de ropa de hotel.

 

 

Vivían en un chalet ubicado en Colón entre Corrientes y Entre Ríos donde cumplían la función de caseros, gracias a la ayuda de un jardinero paisano de apellido Curzi, a cambio de vivienda, luz y gas. A pesar de estas circunstancias Curzio que era un artista, los domingos que no trabajaba se dedicaba a la pintura y hacía cuadros que vendía en la casa “Tiribellia”. Estas cualidades las había adquirido gracias a un tío de parte materna apellidado Romanin que vivió varios años en la ciudad y pintó la capilla Stella Maris antes de regresar a Italia.

 

 

En 1949 nace el segundo hijo de la pareja –Guillermo Benedetti- al mismo tiempo que Franca se reencuentra con su hermano Gino que venía de Italia. Sería en la década del 50 que los Benedetti darían sus primeros pasos en un emprendimiento comercial que sería todo un desafío. El ahorro y la suma de esfuerzos, le permitió a la pareja la compra de un fondo de comercio en la que participaba Gino Guerra.

 

 

El local –una antigua verdulería- fue transformado en fiambrería y posteriormente en venta de pastas. Los trabajos de refacción y pintura estuvieron a cargo de Curzio y Gino; eso les permitió ahorrar mucho dinero y permitió tener más solvencia en sus comienzos. El inmueble estaba en Colón entre Funes y Olázabal, y desde lejos se podían divisar los colores llamativos del inmueble para llamar la atención de los clientes.

 

FRANCA TRABAJANDO EN EL SUPERSERVICE

 

Si bien en esa época no se hablaba de marketing, a la familia Benedetti debido a la necesidad, se les ocurrió regalar las pastas por el barrio como una forma de publicidad y hacer clientela. En resumidas cuentas: el esfuerzo dio sus resultados y el comercio funcionó tan bien que pasada una temporada le ofrecieron comprar la llave del comercio y lo venden.

 

LA HOTELERÍA

 

 

Con los recursos de la venta del negocio y un préstamo del Banco Provincia, la familia Benedetti, Gino y un socio más alquilan el fondo de comercio de un hotel ubicado en la calle San Martín entre La Rioja e Hipólito Irigoyen, al lado de la tradicional confitería Montserrat. El hotel se llamaría “Metauro”, en homenaje a un río de Sant´Angelo In Vado. Todas las noches se cantaba a la hora de la cena. Si bien a los ocasionales turistas les resultaba muy pintoresco, más de una vez un médico vecino tiraba unos tiros al aire para apaciguar el ruido.

 

FRANCA Y CURZIO EN EL PATIO DEL HOTEL «METAURO»

 

El hotel era una casa vieja de 6 habitaciones que habían remodelado gracias a los conocimientos de albañilería de Curzio y Gino: las habitaciones del frente se unieron para hacer una heladería. Mientras sobre la parte trasera del inmueble y sobre el inmenso patio se construyeron 15 habitaciones anexas a las existentes, ahora convertidas en salón comedor. El hotel se publicitaba con la ayuda de los taxistas y en la estación de trenes y ómnibus de la ciudad.

 

 

Pero como la infraestructura que desarrolló Mar del Plata era propicia para los visionarios que apuestan y trabajan, la historia se vuelve a repetir y apenas pasados unos meses aparece un comprador del hotel y lo venden. El matrimonio daba otro paso firme comercialmente y enseguida desarrollaron un segundo proyecto para seguir dentro del rubro. El nuevo emprendimiento seria el hotel “Francamar” y estaría ubicado en la calle San Martín entre Catamarca y La Rioja.

 

TIO CURZIO

 

 

Curzio promocionaba sus servicios gastronómicos en alguna de las galerías del centro de Mar del Plata y con la ayuda de un pianito, cantaba a la gente la propuesta gastronómica como si de una publicidad se tratara. Gracias a su don para la animación, realizaba publicidades en televisión que canjeaba por la locución de otros comerciales. Pero un día y gracias a la toma de un crédito, compra una casa que luego vende en condiciones extraordinarias, lo cual le permite reembolsar una gran suma de dinero que utilizará para comprar el inmueble construido por Alula Baldassarini situado en Av. Colón y Boulevard Marítimo perteneciente a la familia Delfino. Existían dos ofertas por el inmueble y una de ellas era para demolerla y construir un edificio.

 

 

Y esto no convencía a sus propietarios cuya intención era que la vivienda siguiera intacta. Por ese motivo se decidieron a venderla a la familia Benedetti. De esta manera afrontaron el inicio de su vida comercial con la remodelación del inmueble para transformarlo en el tradicional comercio marplatense conocido con el nombre de “Tio Curzio”.

 

 

El bautismo de Tio Curzio fue realizado por un sacerdote de la iglesia San José, costumbre que luego se mantuvo durante largos años. Esta iglesia era especial para el matrimonio pues en ella se encuentra una réplica de la virgen del Pianto, que había sido traída por el hermano cura de Curzio en 1960 (Willian Benedetti) y contaba con la bendición del papa. El nombre de Tío Curzio fue en homenaje a un tío, fallecido en la 2da Guerra Mundial y la idea de homenajearlo fue de Alicia y Teresa Benedetti, una sobrina de Curzio y su madre.

 

 

Al abrir sus puertas en 1965 se le ofrecía a los clientes, exquisitos almuerzos y cenas, siendo los “capelletis a mano” la especialidad de la casa. También se servía el te por la tarde, servicio que con los años se dejó de practicar debido a la incorporación de la cena show que era conducida por Curzio, dado que tenía un talento increíble para la animación, ya que la misma llevaba mucho tiempo de organización.

 

 

En aquellos años el diseño de Tio Curzio contaba con la existencia de varios salones y antesalas, como el improvisado “Salón de La Amistad” en el garage del inmueble, que servía como sala de espera cuando había mucha demanda. A las mujeres se las recibía con una rosa y a los hombres con un habano y luego a ambos con una mesa de quesos. Otro de los pasajes antes de llegar al comedor era el Salón Imperial decorado con estatuas de Julio César, Augusto y otros emperadores, donde el cliente era invitado a alguna degustación antes de arribar a la sala principal donde se servía la cena.

 

EL SECRETO DE TÍO CURZIO

 

 

El secreto de Tio Curzio era la calidad y los numerosos programas de actividades, pues el cliente además de comer, se divertía. A dos años de abrir, a Curzio se le ocurre construir una cascada, réplica de la existente en su pueblo. Para ello trajeron cantos rodados desde la ciudad de Tandil y en solo tres meses la cascada era todo un atractivo para Mar del Plata.

 

 

Para los carnavales Tio Curzio elegirá a la reina y la princesa del Restaurante. Lentamente, se fue convirtiendo en uno de los lugares tradicionales de Mar del Plata y entonces se comenzaron a festejar las tradicionales fiestas de egresados, además de congresos, agasajos, fiestas de colectividades, casamientos y bautismos. En pocos años el restaurante adquiere categoría internacional al figurar en la guía gastronómica “Filcar”. Esto le valió la visita en el Festival de Cine de figuras tales como Victorio Gasman y Alberto Sordi.

 

ALBERTO SORDI INGRESANDO EN EL RESTAURANTE TIO CURZIO.

 

CURZIO BENEDETTI Y FRANCA GUERRA ACOMPAÑADOS POR ALBERTO SORDI.

 

El resto ya es leyenda. Una leyenda que con el paso del tiempo se ha entremezclado con la de Mar del Plata hasta transformarse en historia viva.

 

Emilio R. Moya

 

Fuentes: mardelplata.italiani.it, , fotosviejasdemardelplata.blogspot.com, Archivos de Tío Curzio
Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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