¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!

PARA SENTARSE A LA MESA

 

ANTONIO BERNI. MANIFESTACIÓN, 1934.

 

El lema fue creado originalmente en alemán – «Proletarier aller Länder, vereinigt Euch!». La frase fue acuñada por Karl Marx, quien estudió Derecho Romano en la Universidad de Berlín y Friedrich Engels en el Manifiesto comunista, publicado por primera vez en Londres en 1848.

El significado inicial de la palabra “proletariado” derivaba del antiguo “proletario” romano, que es el que produce descendencia. La palabra se utilizaba para designar a los ciudadanos pobres de Roma (en contraste con la aristocracia) que no tenían más posesiones que su descendencia (proles en latín). Así, para el Estado romano, estas personas solo servían para una cosa: dar a luz a los futuros ciudadanos de Roma. En términos contemporáneos, eran indigentes. Por eso la palabra “proletariado” fue utilizada por Marx y Engels para designar a la clase más pobre y oprimida: los trabajadores. Sin embargo debemos tomar la palabra “proletario” en Marx como una categoría de análisis, ya que los verdaderos proletarios, no eran trabajadores en el sentido moderno de la palabra. Eran indigentes.

 

 

Los proletarii (los que crían hijos) era el término aplicado en la antigua Roma a la clase social más baja (la sexta clase), a los pobres sin tierra. Eran demasiado pobres para pagar los impuestos sobre la propiedad y para realizar el servicio militar activo. No se les concedía “al populacho el honor de tomar las armas por la Patria”, como nos cuenta Tito Livio. Era preciso tener hogares, para tener el derecho de defenderlos. Su papel en aquella sociedad no fue otro que el de tener hijos.

 

 

LOS PROLETARII, ENTRE LA DESNUTRICIÓN Y EL HAMBRE

 

 

En tiempos antiguos, los romanos eran sobre todo vegetarianos, hasta el extremo que fueron descritos por Plauto como «comedores de hierbas», pero ya en época imperial consumieron productos procedentes de todos los rincones del mundo, a pesar de que «la vida del pueblo romano cada día está expuesta a la incertidumbre del mar y de las tempestades», en palabras de Tácito. El aceite fue utilizado en la alimentación, pero también en la iluminación, calefacción, cosmética, medicina y en los oficios artesanales.

Antes de que aparecieran en sus mesas las exquisitas comidas exportadas, los romanos se alimentaban básicamente de los víveres que les suministraba la tierra: cereales, legumbres, y hortalizas. El cereal por excelencia era el trigo, con el que se producía harina y pan, que era la base de su dieta. En este sentido, había tres tipos de pan, clasificado según la calidad de los productos que se usaban en su elaboración:

El candidus: el pan más refinado, hecho con harina fina de trigo de primerísima calidad, apto para los más pudientes.

El mundus: el pan que solía comer la clase media, el que más se consumía en Roma.

El rusticus: hecho con harina sin moler y con desechos, era un pan bastante duro y había que comerlo mojado en sopa o en agua.

 

 

Por otro lado, en los tiempos en los que los recursos escaseaban los romanos se nutrían básicamente de “puls” que era una especie de gachas de cereales hechas con cebada, espelta o trigo, que se cocinaba con un poco de agua y manteca. El “puls” fue variando a medida que subía el status de su consumidor.

 

 

En sus diferentes variedades, a la “puls púnica” se le añadía trozos de queso, miel (para endulzar) y huevos cocidos; y a la “puls italiana” se le agregaban ostras hervidas, sesos y vino especiado. Este plato estaba reservado a la clase alta de la sociedad romana, no todo el mundo se lo podía permitir.

El vino era otro alimento básico en la dieta romana, pero como no sabían conservarlo, se agriaba con facilidad y tenían que tomarlo especiado, caliente y aguado.

 

 

La carne era un manjar reservado a unos pocos. La clase alta consumía carne de buey, oca, cerdo, oveja y ciervo, pero no comían de otros tipos como de cigüeña o ibis porque, según ellos, se alimentaban de serpientes y la carne no era sana. La clase media se tenía que conformar con carne pasada de cerdo y cordero, ya que la fresca era muy cara. Y, por último, la clase baja no podía disponer ni tan siquiera de cordero, se alimentaba con alguna que otra ave que cazaban y con carne de perro y gato.

La carne se conservaba en salazón, en manteca o ahumada, y se cocinaba con especias y salsas para camuflar su sabor a “rancio”. Una de las salsas más famosas que se conocen, dentro del mundo romano, es el “garum”. Esta salsa consistía en una mezcla de vísceras y trozos de pescado fermentados al sol y aliñados con especias, hierbas, vino, vinagre y sal. El “garum” era la salsa por excelencia de la cocina romana, ya que acompañaba a numerosos platos y además, según creían, era afrodisíaco.

El pescado era otro alimento que no estaba al alcance de cualquiera. Los peces más cotizados eran el salmonete y el rodaballo. Sin embargo, la clase baja tenía que conformarse con pescado en salmuera (maenae).

La dieta de los romanos, para acabar, se completaba con queso, aceitunas, altramuces, frutos secos y sopas. También tomaban yogur especiado y, en verano, el “melca” que era una especie de leche agria condimentada con pimienta o cilantro, garum o sal, aceite e hielo. Además, cuando se casaban, al día siguiente de la boda comían “moretum”, que era una ensalada compuesta por queso de oveja, apio y cebolla, que les ayudaba a reponer fuerzas.

 

PANEM ET CIRCENSES

 

… iam pridem, ex quo suffragia nulli uendimus, effudit curas; nam qui dabat olim imperium, fasces, legiones, omnia, nunc se continet atque duas tantum res anxius optat, panem et circenses.

… desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo.​

Juvenal, Sátiras X, 77–81

 

Esta frase se origina en Roma en la Sátira X del poeta latino Juvenal (100 A. D.). En su contexto, la frase en latín panem et circenses («pan y espectáculos del circo») es tratada como el último  llamado  de atención al pueblo romano, quien había olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política. Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos.​

Los políticos romanos diseñaron un plan en 140 a. C. para ganarse el voto de la plebe basado en el clientelismo: al regalar comida barata y entretenimiento se lograba una alienación del pueblo que lo despojaba de su espíritu crítico, mientras a la vez se sentía satisfecho por esa falsa generosidad de los gobernantes. Esta estrategia demostró ser una forma muy efectiva de acceder al poder.

 

UNA PRÁCTICA ANTIGUA

 

 

PANES HALLADOS EN POMPEYA

 

Juvenal hace referencia a la práctica romana de proveer trigo gratis a los ciudadanos romanos así como costosas representaciones circenses y otras formas de entretenimiento como medio para ganar poder político a través del estado. Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente, o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000 beneficiarios. Con el final de la República, tres siglos más tarde, Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día.

 

UN CIRCO SANGRIENTO

 

 

En el año 80 d.C., la inauguración del Coliseo por el emperador Tito dio lugar a las fiestas más grandiosas de la historia de Roma. Años después, el poeta Marcial recordaba que gentes de todos los confines del Imperio, desde britanos, tracios y sármatas hasta árabes, egipcios y etíopes habían acudido a la capital del Imperio para contemplar las fieras más exóticas y a los más famosos gladiadores, envueltos en exhuberantes cacerías y emocionantes combates. A lo largo de los cien días que duraron los festejos se derramó la sangre de 9.000 animales salvajes, abatidos por cazadores profesionales (venatores), y se representaron truculentos combates terrestres en los que perdieron la vida cientos de personas, así como una naumaquia, una batalla naval entre corintios y corfiotas, la única ocasión en que el gran anfiteatro Flavio se llenó de agua. Aquel programa de juegos del año 80 fue recordado por los historiadores precisamente por su originalidad y magnificencia.

 

 

Pero el pueblo se mostraba igualmente entusiasmado con espectáculos más comunes, como los combates gladiatorios (munera gladiatoria) y las cacerías (venationes) que sufragaban cada año los magistrados durante sus campañas electorales, o que ofrecía la familia imperial en las principales fiestas del Estado.

 

LA SEXTA CLASE EN EL SIGLO XXI

 

 

Lejos de remediarse la situación del hambre, la indigencia, las diferencias alimentarias entre ricos y pobres, están se ensanchan cada vez más desde los tiempos de Roma. Todo el planeta asiste impávido a la multiplicación de este fenómeno en todos los continentes. ¿No será hora que los proletarii escuchen al viejo alemán y al poeta latino? ¿No le parece que es inaceptable que tengamos millones de compatriotas dependiendo de la buena voluntad de los gobiernos de turno para comer o mejor dicho infra alimentar a sus hijos?

 

 

Y esto no es culpa de un gobierno, sino de una sociedad que lo ha venido permitiendo desde hace más de cien años. Recuerde este dato: Argentina produce alimentos para 400.000.000 de personas. Y los datos mundiales no son muy diferentes. En el planeta sobra comida para terminar con el hambre en África, América, Europa, Asia y Oceanía. Pero para los gobiernos es más útil mantener a la sexta clase y a su PANEM ET CIRCENSES. Disculpe amable lector, si esta nota no es demasiado foodie. Pero tengo más de sesenta años, cada vez me queda menos tiempo de cambiar algo. Y espero llamar su atención para que recuerde que todos los días, 8500 niños en el mundo se mueren de hambre Y si algo nos gusta a los que amamos la buena mesa, la cocina y los encuentros, ese «algo» es compartir los alimentos. Agasajar y recibir. Hacer felices a los demás. Y nunca somos indiferentes ante el sufrimiento ajeno. Somos solidarios. Y estamos cansados de que nadie haga nada para solucionar esta injusticia.

 

 

Emilio R. Moya

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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