LA ESENCIA DEL COMFORT FOOD

 

LA ESENCIA DEL COMFORT FOOD

 

 

Buenos días estimados lectores. A pesar de que el concepto de comfort food, o comida reconfortante, no nació en el campo de la gastronomía, sino en el de la psicología, desde finales de la primera década del siglo XXI, se transformó en una corriente culinaria.

Esta tendencia se popularizó en los Estados Unidos, durante la crisis económica de 2008, ya que la gente necesitaba disfrutar de experiencias satisfactorias para sobrellevar la presión.

 

 

La cocina ejerció de válvula de escape proporcionando platos que recordaban mejores tiempos. En los últimos dos años, con la Pandemia que vivimos, el Comfort Food cobró otra vez vigor.

En tiempos difíciles la gente no sólo quiere comer para saciar el hambre, sino que también desea sentir emociones para que la experiencia sea mucho más placentera y le permita desconectarse de una realidad demasiado aterradora.

 

 

El sabor o el olor de algún plato que hemos disfrutado en el pasado, evoca aquellas emociones o sensaciones positivas que vivimos anteriormente.

 

 

Por ejemplo, el aroma de la salsa que nos encantaba de pequeños, nos permite sentir la alegría y la seguridad que teníamos en aquel momento, y desconectarnos del presente mientras lo degustamos.

Eso es lo que el Comfort Food es capaz de transmitir a las personas que apuestan por esta nueva manera de disfrutar de la gastronomía más tradicional.

Esta tendencia rinde homenaje a las comidas en familia, la sencillez, la abundancia y el placer de comer. A pesar de ser algo nuevo, no tiene nada que ver con la cocina de vanguardia, ni con las creaciones de los mejores chefs.

 

 

Estamos hablando de la cocina tradicional que nos conecta con nuestra infancia y nos hace revivir momentos reconfortantes y felices.

El Comfort Food apuesta por platos caseros y sencillos que todos hemos comido alguna vez en nuestra vida, recetas que se van transmitiendo de generación en generación y que se caracterizan por la utilización de ingredientes y productos de primera calidad junto a una cuidada elaboración, sin ninguna prisa, y si puede ser con fuego de leña.

 

EJERCICIO ILEGAL DE LA PROFESIÓN

 

 

Sin embargo también tiene sus críticos. Una investigación de la Universidad de Minnesota, se publicó en la revista Health Psychology (*), en 2014 con el título El mito de la comida reconfortante.

 

 

El estudio de dicha Universidad fue financiada por la NASA, con la esperanza de mejorar el estado de ánimo de los astronautas en las misiones espaciales.

 

 

Los astronautas tienden a perder peso en el espacio, donde las demandas laborales son estresantes. Traci Mann, profesora de psicología e investigadora principal del estudio, quería saber si darles a las personas comida reconfortante mejoraría su estado de ánimo.

Un hallazgo que podría ayudar a los astronautas durante un largo y agotador viaje a Marte. Pero a pesar de su título, la investigación no arrojó resultados que pudieran ser medibles o concluyentes.

(*)The myth of comfort food.  By Wagner, Heather Scherschel, Ahlstrom, Britt, Redden, Joseph P., Vickers, Zata, Mann, Traci,  Health Psychology, Vol 33 (12), Dec 2014, 1552-1557

 

 

Nosotros nos tomamos el trabajo de leer dicho estudio. Por supuesto que desde el punto de vista gastronómico, y no psicológico. Porque afortunadamente toda nuestra redacción se encuentra bien supervisada de sus neurosis y demás patologías, por profesionales idóneos.

Y allí radica la clave del problema, los investigadores sabían mucho de psicología, pero poco de cocina y confundieron las nociones de comfort food, con la de trastornos alimenticios.

Porque una cosa es una experiencia gastronómica compartida, que nos evoca olores, sabores y vivencias de una etapa feliz, y otra cosa muy diferente es atiborrase de alimentos ricos en grasas o carbohidratos en soledad por la angustia.

 

 

Las clásicas escenas de las películas de Hollywood, en las que a medianoche la protagonista se levanta de la cama, para abrir el freezer de la heladera, y comerse a cucharadas un kilo de helado.

 

 

O en las que el galán despechado se refugia en una orgía de pizzas y cervezas para olvidarse de sus penas.

Desde nuestro punto de vista, a los investigadores de Minnesotta les faltó la supervisión de un par de cocineros, en el equipo del estudio.

Porque una cosa es comida reconfortante y otra muy diferente, reconfortarse con comida. Aunque suenen parecido.

 

LA ESENCIA DEL COMFORT FOOD

 

 

Nuestras abuelas lo tenían muy claro. No solo hay que alimentar a los cuerpos, también hay que alimentar las almas. Porque los seres humanos somos una sola cosa.

Buscar la esencia de la comida reconfortante es como buscar la esencia de la cebolla. Podemos sacar una capa tras otra y al final…no encontraremos nada.

 

 

 

Porque son experiencias que tienen que ver con las personas, con sus infancias, con sus recuerdos, con los alimentos y con las culturas en que nacieron y se criaron.

Por ejemplo para un inglés, una taza de té caliente en una tarde de invierno. Para un americano, una sopa de pollo. Para un italiano, la lasagna de los domingos.

 

 

Aún dentro de una misma familia, los platos reconfortantes, pueden ser diferentes para uno u otro integrante de la misma.

 

 

Así para usted, amable lector, pueden ser los ravioles de su Nona, para su hermana, el Guiso de Lentejas de su Mamá y para sus hijos, el Arroz con Mariscos que usted les preparaba.

La clave es que lo trasladen, a un territorio en el que la comida deje de ser algo meramente comestible, para transformarse en algo más. En una experiencia.

En la que la alegría de cocinar, el gusto por compartir la mesa, el atávico placer de contemplar el fuego crepitando, los olores y los sabores que se mezclan y se combinan, produzcan esa magia ancestral.

El misterio que anida en los fogones desde que el hommo sapiens, domesticó el fuego. Y que a su alrededor hizo nacer nuestra cultura.

 

EL REPERTORIO DEL CONFORT FOOD

 

 

Como hemos señalado, existen marcadas diferencias entre los diferentes países y culturas, como para hacer un inventario del repertorio formal de esta tendencia.

 

 

Pero si podemos hablar de características comunes. De un cierto aire de familia. De una forma de saber hacer. Y de un modo de cocinar.

 

 

Pero para ello hay que usar la imaginación. Usted llega a su casa luego de una jornada de trabajo arduo, en un día especialmente frío, lluvioso y destemplado, tal vez con las medias mojadas.

 

 

La comida que le gustaría encontrar seguramente sería  comfort food, aquellos platos que brindan satisfacción, permiten conectarse con los placeres básicos, traen recuerdos de la infancia, o de la forma en la que los preparaba una persona querida.

 

 

El placer de degustar la comida casera, luego de un largo viaje a países donde la gastronomía es muy diferente, también puede dar una idea acerca de qué es lo que más se extraña, o de cuáles son los platos que más reconfortan.

El término comfort food se refiere siempre a platos económicos, o que en su momento de origen fueron baratos y fáciles de preparar.

La revalorización de esta comida casera, más natural, que además de ser sabrosa proporciona una reacción emocional placentera, tiene mucho que ver con pensar en la idea de comida de refugio.

Que es un concepto muy diferente al de comida de angustia, que es absolutamente el concepto opuesto. Una solución instantánea de alimentos ultraprocesados, que se dirigen en forma directa a sus neurotrasmisores, para proporcionarle cinco minutos de consuelo.

 

 

Mientras una le llena el alma, la otra la engaña por un instante, la anestesia, y luego la deja aún más vacía. Y a usted ni lo nutre, ni lo alimenta.

 

 

Tomarse tiempo para cocinar, para comer en familia o para comer en una mesa, cuando se está solo, no es perder tiempo. Es ganar en calidad de vida. Y es poner un poco de magia, en esa Vida.

 

 

Emilio R. Moya

 

 

Fuentes: citadas y enlazadas en la nota

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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