¡EL CHORIPÁN NO SE MANCHA!

 

NO ME SIENTO VENCIDO, NI AÚN VENCIDO

 

 

Buen domingo XL, estimados lectores. Hoy tengo que referirme a una gran causa perdida, o al menos, en la que voy perdiendo por goleada. De allí el elegir, la famosa frase que inmortalizó Diego Armando Maradona, el día que se retiró de las canchas, para titular esta nota.

 

 

El gran Almafuerte, escribió Piú Avanti hace muchos años, pero no por eso ha perdido vigencia. Y sigue siendo, para mí, un himno de las causas perdidas.

 

 

Porque no es la primera vez, que alzo mi pluma en defensa de uno de nuestros símbolos patrios. Una seña de identidad cultural y gastronómica, que hace que cualquier foodie, que visite nuestro país, repita una y otra vez la contraseña largamente aprendida, mucho antes de llegar a nuestra bendita tierra: please give me a choripán, con muchou shimishurry.

 

 

Lo hice el año pasado dos veces, con sendas notas: La triste agonía del choripán argentino, y Chori-Chori-Choripán. Pero mis diatribas, no solo no fueron escuchadas por las huestes de Palermo Rúcula, sino que una vez más me mojaron las orejas.

 

 

Con amarga insatisfacción, esta semana que pasó, tuve que leer cientos de crónicas alabando la nueva edición de la autoproclamada “Chorifest”, en el Hipódromo de Palermo, un verdadero zoológico de choripanes en cautiverio, exhibidos y humillados para una multitud de entusiastas visitantes.

 

 

“Este fin de semana, el ChoriFest reunirá a 30 puestos y food trucks con una gran variedad de choripanes, desde los tradicionales hasta choris de autor, con distintas carnes, panes y aderezos.

 

 

Preparate para una exploración de sabores: una versión de chorizo de cordero, con cebolla roja, con yogurt, pepino, hierbabuena y batata; o un chori vegetariano, con berenjena, espinaca, queso de cabra y miel; o uno ahumado, con hongos, lechuga, naranja y ajo; y, por supuesto, el choripán tradicional con salsa criolla. Será un homenaje a este emblema de nuestra cocina tradicional”.

A confesión de parte, relevo de pruebas.

 

UN CHORIPÁN ES UN CHORIPÁN

 

El choripán se posiciona como uno de los mejores sándwiches del mundo, según un ranking internacional - Infobae

 

Como bien lo señala el nombre que lo designa, desde su nacimiento en los carritos de la zona portuaria, un choripán se  compone de dos elementos y un aderezo único: pan + chorizo + chimichurri.

Todo aquel sándwich que trascienda estos límites, será un sándwich exquisito, moderno, genial o cualquier adjetivo que las gentes decidan adjudicarle, pero jamás, será un choripán.

 

 

A quién se le ocurre designar como choripán, a un producto ultra procesado a base de soja, con forma y apariencia de chorizo, acompañado por berenjenas, espinaca, queso de cabra y miel. Solamente a un enemigo declarado de nuestro símbolo patrio.

Pero los ejércitos de Palermo Rúcula, no contentos con burlarse del choripán, redoblaron la apuesta: “Además, se sumarán otros infaltables de la parrilla argentina: mollejas, vacío, tiras de asado, bondiolas, lomitos, costillares. A su vez, habrá empanadas, propuestas veganas y sin TACC, vinos, cervezas artesanales de Rabieta y postres”.

 

 

En esta edición, fueron por las empanadas. Imaginen mi estupor, al ver que bajo esa denominación, que engloba tradiciones alimentarias y culturales, que van desde la Quiaca a Usuhaia, un visitante extranjero, recibía a cambio de su dinero la imagen que verán a continuación de este párrafo.

 

 

¿Eso es para ustedes, una empanada criolla? Me acuerdo de la bendita Sara Figueroa, cuya alma ilumina todavía la Casa de Tucumán, de la Chacha mendocina, y de ilustres salteñas. Tantas cocineras y cocineros anónimos que han sabido mantener, la tradición de la empanada argentina.

 

 

ZAMBA A LA SARA FIGUEROA

 

 

 

LAS EMPANADAS DE LA CHACHA

 

 

PRODUCTOS ¿TÍPICOS?

 

 

Una de las características diferenciales de una nación, es sin duda alguna su tradición gastronómica. Esta capacidad diferenciadora de la cultura alimentaria, es un  instrumento sumamente efectivo para el desarrollo turístico de un territorio. Constituye un factor relevante de atracción y no falta en ninguna guía, publicación o campaña de difusión, que se diseñe para atraer visitantes.

Porque viajar, visitar nuevos lugares, desplazarse con una finalidad de ocio, supone también el placer de conocer, de ampliar horizontes, y saborear cosas nuevas.

“Patrimonializar” no significa otra cosa que activar elementos potencialmente  patrimoniales, mediante un proceso de construcción, a partir de la selección de determinados elementos preexistentes seleccionados,a partir de determinados criterios y por determinadas razones.

Y supone perpetuar la trasmisión de unas particularidades y de unas especificidades consideradas propias e identificadoras, que permiten a un determinado colectivo social, seguir percibiéndose como idéntico a sí mismo, y diferente frente a otros, a pesar de las transformaciones que sufra dicha colectividad.

De esta forma, a través de la patrimonialización se representa simbólicamente la identidad colectiva, y se potencian otros dos fines, tan importantes como este: la producción de conocimiento y la producción de resultados económicos, por su estrecha relación con el turismo.

De allí que los países, potencien su identidad, manteniendo sus productos a salvo de imitaciones o falsificaciones, mediante denominaciones de origen, identidades geográficas, y cualquier medio a su alcance.

Cuando se distorsiona, cualquier legado patrimonial, se atenta no solo contra la cultura, sino contra las posibilidades del desarrollo turístico de calidad.

 

A VER SI ME ENTIENDEN

 

 

En todo el mundo, el chimichurri y el choripán, son una marca argentina. Y las empanadas no le van en saga. Si por un afán cortoplacista, se regala esa identidad para llevar veinte o treinta mil personas, un domingo al hipódromo, con entrada gratuita, al estilo de Las Vegas, pero berreta, van a vender unos cuantos miles de pseudochoripanes y empanadas truchas.

 

 

Pero están arriesgando, que todos los visitantes extranjeros se marchen de Argentina, con una imagen distorsionada, con lo que hipotecan el futuro.

 

 

¿Se imaginan ustedes, amables lectores, un valenciano ofreciendo paella de trufas, rúcula y miel de milflores con cordero? ¿A un napolitano vendiendo una  pizza con yogurt, pepino, hierbabuena y batata?

¡Jamás de los jamases! En su tierra natal, reivindican las características propias de sus productos, y las hacen valer. Porque eso les garantiza, por los siglos de los siglos, que quién quiera probar una auténtica paella valenciana o una auténtica pizza napolitana, tenga que viajar a sus tierras, para probarla.

 

NO VOY A RENDIRME

 

 

Si permitimos que algunos empresarios, sigan haciendo un par de ediciones al año de una feria que no representa la identidad del choripán argento, vamos a perder la magia del choripán.

 

 

Así que a pesar de ir contra los molinos de viento, no voy a rendirme. Hagan cuántas ferias quieran, pero por favor: cambien el nombre. Porque parafraseando al inolvidable D10s: el choripán no se mancha.

 

Hasta el domingo

 

 

Emilio R. Moya

 

 

 

 

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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