Collioure, ciudad de pescadores, artistas y poetas

Collioure, ciudad de pescadores, artistas y poetas

Todo lo bueno tiene un final. Los largos viajes, también.

A menudo tratamos que los recorridos que hacemos por un país o una región terminen en un lugar verdaderamente especial. Tal vez para coronar la estadía y llevarnos a casa un recuerdo inolvidable. Fue así que el fin de aquel road-trip en Francia llegó en Collioure.

Había elegido pasar esos últimos días cerca de Barcelona, donde debía devolver el automóvil. A esas alturas el cuenta-kilómetros marcaba la nada despreciable cifra de 5.000. Después del itinerario que pasó por tantos lugares fascinantes, se me ocurrió descansar un poco antes de regresar a Argentina.
Collioure parecía ser el destino ideal, un puerto pesquero ubicado muy cerca de la frontera con España, un lugar tranquilo cuyas playas luminosas había conocido a través de imágenes y que me atrajo de inmediato. Además de bella, la ciudad tenía algo de idílico y mucho que ver con el arte y la historia. Este lugar vio morir al gran Antonio Machado durante su exilio. Igualmente, tuvo el privilegio de ser la fuente de inspiración para otros artistas. Personajes enormes como Picasso, Matisse y Chagall pintaron en este puerto, mitad francés mitad catalán.


Ubicada sobre el terreno rocoso de la costa Vermeille sobre el Mediterráneo, Collioure es un lugar pintoresco y agradable. Su “postal” está formada por el puerto, la playa Boramar, la capilla y la fortaleza. Bañada por el sol y el mar, rodeada de naturaleza y colinas, la villa respira una atmósfera de vacaciones. El paisaje combina pequeñas playas de guijarros, el agua transparente, algunos fiordos estrechos y los exponentes de una arquitectura entre militar y religiosa, antigua, pero muy bien conservada. Las siluetas de la capilla, el faro y el campanario medieval son lo más característico que se recorta en el horizonte cuando se la contempla desde lejos.

Basta un breve vistazo para que se revele su carácter de tradicional puerto pesquero y deportivo. Allí están las terrazas sobre el muelle y algunos botes amarrados en el embarcadero. Cuando crucé un puente y me aventuré un poco más allá, caminé hasta donde rompen las olas entre espuma y rocío, evitando el momento justo en que el agua baña el sendero. Sin molestar a los pescadores, alcancé otra perspectiva para disfrutar.

No pude con mi genio. Había llegado y, de inmediato, me dispuse a explorar. Olvidé por completo el cansancio. Eran mis últimos días en Francia y Collioure me ofrecía algo para descubrir. Me cautivó encontrar este lugar sencillo con historia y culturas intercaladas en lo que fuera la “Cataluña del Norte”. Mi cámara activó su mirada para ubicar los mínimos detalles. Una de las imágenes más bonitas era la que ofrecía la Iglesia de Nôtre Dame des Anges, desafiando el mar, con su pintoresco campanario circular. Otra era la de las callejas de colores llamativos. Más allá, en un extremo, aparecía el islote con la Ermita de San Vicente, el protector de pescadores y viticultores. En algunos disparos fue posible capturar el alma del paisaje. Y luego seguí a la gente que deambulaba por el mercado local, tan animado, colmado de artesanías vistosas y productos típicos del terruño. Suerte la mía de estar allí un fin de semana. Me perdí andando por las calles antiguas de los barrios diminutos, apreciando las fachadas de las casas mientras me asomaba a los jardines arreglados con esmero. Amé Moré, el barrio tradicional de marineros y pescadores, un distrito colorido y simple, con callejuelas estrechas y encantadoras.

Collioure es conocida como la «Cité des Peintres». Entre ellos, Matisse y Derain la instalaron como cuna del fauvismo, el movimiento artístico de principios del siglo XX que recurría a colores puros, formas naturales y espontáneas. Me fascinó encontrarme delante de los mismos paisajes que conquistaron a esos artistas. Las huellas de los pintores estaban allí, al alcance de la mirada, simplemente siguiendo el «Chemin du Fauvisme», un sendero que se detenía en estaciones para admirar alrededor de veinte reproducciones de las obras de los dos artistas. Se dice que esas pinturas fueron realizadas en la ciudad, por eso era tan divertido detenerse a comparar los paisajes.

Aparte de pintores tan importantes, hay escritores, cantantes y poetas que se enamoraron del lugar. Inspiración que se explica conociendo a la gente que lo habita, a la vecina cultura catalana y al panorama extraordinario. La riqueza cultural de la ciudad integra al cementerio como patrimonio histórico, lugar muy frecuentado por alojar la sepultura del poeta español, Antonio Machado, junto a la de su madre. Hacia allí fui, por supuesto, antes de que terminara mi día en Collioure. Los visitantes, como peregrinos, nos deteníamos a recordarlo mientras leíamos, emocionados, su propia despedida “Y cuando llegue el día del último viaje, y está al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”.

La tarde de ese día en Collioure mi viaje por Francia llegaba a su fin. Cargaba en mi mochila el espectáculo de las terrazas cultivadas en lo alto, el de las calles antiguas, a veces soleadas y, otras, sombrías, el del pequeño puerto salpicado de veleros, el molino, el campanario como un faro y la costa abrupta del litoral catalán, un conjunto verdaderamente maravilloso. Me encantó este delicioso pueblo a las puertas de España, su atmósfera de fiesta, un lugar luminoso en donde encontrar a ambos, los Pirineos y el Mediterráneo.

Cuando fui: en la mejor época del año, en primavera Dónde me alojé: en el Chateau Valmy, en la localidad vecina de Argeles-sur-Mer, en un castillo victoriano rodeado de viñedos y rosas, servicio de B&B, a 6 km de Collioure

Elisa Nievas es la autora de éste hermoso viaje y relato. Se incorpora de ésta manera a la página Chefs 4 Estaciones con sus viajes y notas. Tiene cientos de viajes. Elisa es rosarina, contadora pública, posee el blog «Elisa N Viajes»   

Los invito a ver el blog  o seguirla por nuestra sección Bloggers y Turismo

Ella nos dice «Decidí empezar por Francia. Relato mi visita a Collioure, en el límite con España.»

Desde ya muchas gracias Elisa y esperamos tus viajes.

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

2 Comentarios
  1. He leído con gran interés su artículo sobre Collioure, ciudad de pescadores, artistas y poetas – Chefs 4
    Estaciones y puedo decir que es uno de los mejores artículos
    que he leído. Es por eso que quiero compartir un sitio web que me ha ayudado mucho a perder peso, y ahora estoy feliz de nuevo: https://bit.ly/3bWh8jG

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