AÑO DEL CONEJO: ¿AÑO DEL TEQUILA?

 

MITOLOGÍAS COMPARADAS

 

 

Buenos días estimados lectores. Muchas veces, los historiadores, encuentran coincidencias que los especialistas en otras disciplinas, pasan por alto. O al menos no las comunican.

 

 

Diana Magaloni Kerpel, Doctora en Historia del Arte, por la Universidad de Yale, fue directora del Museo Nacional de Antropología e Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, y publicó “Ome tochtli (dos conejo)”, en Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 90, p. 50-52., un artículo que nos abrió las puertas, para esta historia.

Los astrólogos chinos, por razones obvias, jamás supieron de la existencia de un reino mexica, en un continente desconocido. Y mucho menos de sus leyendas, sus estudios sobre la luna, y sus escrituras más sagradas.

 

 

Ciertamente, no se enteraron que para los aztecas, la luna se identificaba con un conejo, tanto por su cara visible, como por la fertilidad y sensualidad asociada a su figura. Y muchísimo menos de la leyenda de los cuatrocientos conejos. O de su relación, con el nacimiento del agave, y con la embriaguez.

 

 

Para los pueblos mesoamericanos, el conejo también era uno de sus signos astrológicos principales. Y al igual que en el horóscopo chino, nacer en su día preciso del calendario, tendría consecuencias en el destino futuro.

En nuestra historia de hoy, amables lectores, responderemos dos de las grandes preguntas de la gastronomía existencial: ¿Por qué las borracheras son tan diferentes, de acuerdo a cada quién? y ¿por qué es tan peligroso, abusar del alcohol?

 

EL CALENDARIO DE LA CUENTA ATRÁS

 

 

El tonalpohualli puede traducirse como el calendario azteca de la cuenta -del verbo pohua– de la energía o calor solar –tonalli-, de cada día. Servía como sistema de adivinación, y era practicado por todos en Tenochtitlan, para guiar sus destinos de acuerdo con las reglas del cosmos.

 

 

Había 20 nombres para los días, como cipactli (lagarto), ehécatl (viento), calli (casa), cuetzpali (lagartija), cóatl (serpiente), miquiztli (muerte), mázatl (venado), tochtli (conejo), atl (agua), etc., hasta terminar en xóchitl (flor).

Los 20 signos se engranaban con un ciclo rotativo de 13 numerales. La rotación le daba a cada día, una posición en el espacio, y un poder especial para influir en el destino humano. Había cinco días que provenían del norte, cinco del este, cinco del oeste y cinco del sur, cada uno con su carácter respectivo y sus influencias.

 

PARA SABER EN 5′

 

 

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CETZON TOTOCHTIN: LOS 400 CONEJOS

 

 

¿Han escuchado alguna vez de los 400 conejos que se apoderan de nosotros, durante una borrachera? Estos espíritus, o deidades, fueron conocidos como Centzon Totochtin, que en español se traduce por “400 conejos”. Eran hijos de la diosa del agave, llamada Mayahuel, y cada uno poseía una personalidad única. Según el carácter de quien bebiera el pulque, sería el conejo que adoptaría durante la embriaguez.

 

 

El origen de Mayahuel, está ligado a Quetzalcóatl, que subió al cielo, para convencerla de ir con él, a la tierra. Según estas voces del pasado, la creación divina del agave se produjo a partir de la unión, del cielo y la tierra.

 

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El dios Quetzalcóatl, se enamoró de su visión estelar de Mayahuel, una hermosa joven cuidada celosamente por su abuela Tzintzimitl, una de las estrellas que cada noche, trataban de impedir la salida del sol y sostener la oscuridad. Tratando de escapar de la abuela, Quetzalcóatl y Mayahuel se fusionaron amorosamente en un árbol, pero no pudieron evitar ser descubiertos, y Tzinzimitl arrancó la parte correspondiente a su nieta.

 

 

Al regresar a su forma humana, Quetzalcóatl enterró los restos de Mayahuel, y tiempo después, bajo el manto cálido del valle, surgió una planta que apuntaba al cielo con decenas de brazos. Esta planta era el agave.

Un rayo, que los indígenas interpretaron como el espíritu mismo de Mayahuel, fermentó áquella planta. A partir de ese momento surgió una bebida deliciosa que fue ofrecida a dioses y reyes.  de quien brotó el maguey o agave.

 

ANTES DEL TEQUILA, EL PULQUE

 

 

De acuerdo con la leyenda, Mayahuel tuvo por hijos a 400 conejos, a quienes alimentaba con 400 pechos. Cada uno de sus hijos, era responsable del estado anímico que produce la bebida fermentada del pulque.

 

 

Debido a ello, quienes bebían el octli,- como se llamaba al pulque en náhuatl, antes de la Conquista-, se comportaban de formas diversas, pues eran poseídos por uno de estos seres. En algunos podía aparecer la melancolía, la alegría, la ira o la seducción.

 

 

La imagen el conejo, fue vista por los pueblos prehispánicos en la luna, mientras que los líquidos eran asociados a las fases lunares. Para producir octli, es necesario seguir el movimiento lunar, ya que se debe conocer el momento exacto, para extraer el aguamiel.

Por ello, iconográficamente se representaba a la luna, como una gran jícara de pulque y en otras imágenes contenía a un conejo raspando su interior, como si se tratase de un maguey.

 

 

Los aztecas del centro de México tenían reglas estrictas sobre quién podía beber pulque, cuánto y bajo qué circunstancias. El pulque, era una bebida hecha del jugo fermentado de la planta maguey o agave.

 

 

A los que bebían, se les advertía que tomaran sólo cuatro tazas, porque se creía que beber una quinta copa, daría lugar a la embriaguez, y todo tipo de malas conductas. Las advertencias sobre los peligros de la embriaguez tenían sus raíces en la filosofía azteca, sobre la importancia de mantener una vida equilibrada.

 

 

Los aztecas tenían profundas preocupaciones sobre el desequilibrio, el peligro personal e incluso la devastación, que podría resultar de beber demasiado alcohol.

 

OMETOCHTLI, O “DOS CONEJO”

 

El día ome, del signo ome tochtli, pintado en el Códice Florentino, lib. IV, fol. 252r.

 

Según una historia, relatada en las crónicas del siglo XVI del fraile franciscano Bernardino de Sahagún, aquellos que nacían, en el día conocido como Ometochtlien, el día Dos Conejo, estaban destinados a convertirse en un gran borracho, “que requería, codiciaba y usaba el vino como un puerco”, bebiendo desde que despertaban, sin estar nunca sobrios.

 

 

Los borrachos podían revolcarse en la suciedad, deambular sucios y despeinados, con el cabello “enredado, despeinado, retorcido y enmarañado”.

 

 

En la mitología mexica, Ometochtli del náhuatl, “Dos conejo”, (ome, dos; tochtli, conejo) era quién lideraba a los cuatrocientos conejos, venerado bajo la forma de un conejo, y asociado con la fertilidad vegetal, y con el viento que toca los vegetales.

 

 

 

En la zona arqueológica del Tepozteco, en la cumbre del cerro Tlahuiltepetl, se encontró un adoratorio dedicado a este dios, cuya estatua fue destruida por Fray Domingo en 1538.

 

 

DIMENSIÓN SIMBÓLICA DEL AGAVE

 

 

Los aztecas eran conscientes, que para producir octl, era necesario matar la planta del maguey, por lo cual la bebida fermentada se relacionaba con el semen, con la leche materna y con la sangre.

Y, los conejos, con la fertilidad y la sensualidad desenfrenada, que para los pueblos prehispánicos, podía desatarse durante la embriaguez.

 

 

Ni siquiera el Rey-Sacerdote Quetzalcóatl, gobernante de los legendarios toltecas de Tula, escapó al destino de emborracharse, y se desmayó en medio del camino luego de tomar la quinta copa de pulque.

 

 

En los Anales de Cuauhtitlan, que relata la invención del pulque, se cuenta cómo el gobernante de los huastecos, estaba entre los invitados a probar la nueva bebida; después de tomar la quinta copa y beber el pulque hasta la embriaguez, el Rey se quitó la ropa y se expuso en público, por lo cual él y su gente fueron expulsados por vergüenza.

Quetzalcóatl tuvo una conducta tan vergonzosa, que abandonó su ciudad y su gente, se alejó hacia el mar y se prendió fuego, para renacer en el cielo como la estrella de la mañana.

 

EL ORIGEN DEL TEQUILA

 

 

Durante la época prehispánica no existía el tequila como lo conocemos hoy, pero sí una amplia variedad de bebidas alcohólicas y no alcohólicas elaboradas con agave. Los más recientes estudios antropológicos sugieren que ya se hacía una destilación rústica, antes de la inducción del proceso de destilación traído por los españoles.

 

 

En la época colonial, ya crecía la variedad de Agave Azul, y fue cuestión de tiempo para que se ajustara la receta. Así comenzó el “vino mezcal” a finales del siglo XVII, y al convertirse en la actividad económica preponderante de esta región, comenzó a ser llamado tequila, en concordancia con la ciudad y región de procedencia.

 

A MODO DE CONCLUSIÓN

 

 

Mientras la luna del Conejo de Agua, transita su primer ciclo, el Tequila surge como la bebida del Año del Conejo.

Se han incrementado las búsquedas relacionadas con la palabra “tequila” en todos los buscadores de internet, en un hecho fácilmente comprobable por las métricas.

 

 

Es por eso que en los próximos días, publicaremos un reportaje digital, con todo lo que usted quería saber del tequila y el mezcal, pero no se atrevía a preguntar.

 

 

Emilio R. Moya

 

Fuentes: citadas y enlazadas en la nota

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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